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lunes, 22 de noviembre de 2021

El Jurista: Revista Peruana de Derecho 30 años después

 


Dentro de la infinitud universal del espíritu donde impera la eternidad, el tiempo no existe, pues es una invención humana que pertenece al mundo físico-material y es utilizado para establecer un orden, una secuencia, una regulación; como también, de alguna manera lo hace el derecho positivo en su calidad de ciencia social, generadora de leyes, reglas, normas destinadas a ordenar la vida en sociedad.


Han pasado 30 años desde la aparición de El Jurista, cuya denominación original fue Revista de los Estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres. Fue el 26 de enero de 1991 que presentamos la revista en sociedad, en la ceremonia de graduación de la promoción Eduardo J. Couture, en el auditorio José León Barandiarán del ilustre Colegio de Abogados de Lima.


En 1990, por aquellos azares del destino ajenos a la razón, se produjo lo que hoy califico valiéndome de uno de los principales aportes de Carl Gustav Jung, padre de la Psicología Profunda, como una sincronicidad, el momento en que las energías constructivas del universo conspiran a través de las personas, los lugares y las circunstancias para dar fruto a aquellas manifestaciones elevadas del espíritu que nos proporcionan un sentido de contribución y trascendencia para reafirmar que también podemos marcar una diferencia y materializar juntos un propósito colectivo.


Decía Anatole France que la casualidad es quizás el seudónimo que Dios usa cuando no quiere poner su firma. Por formación asumo, que la ciencia jurídica se basa en la razón, pero no es menos cierto, y lo digo con convicción, que la justicia, como valor superior, se nutre también de la fe.


El Jurista fue la concreción de un ideal y un aporte sustantivo dentro del ámbito académico que surgió de la inquietud juvenil y la formulación de un Plan de Acción concebido y ejecutado por la Junta Directiva de la Promoción que me tocó presidir. Formulamos tres objetivos destinados a dejar un legado para nuestra Alma mater: Convocamos un Concurso Interno de Ensayo Jurídico, para promover la investigación entre los estudiantes; organizamos con el Colegio de Periodista del Perú el Fórum Aspectos de la Realidad Nacional para reafirmar la contribución que la universidad como centro académico debe proyectar a la sociedad a la que se debe y con la que convive, a través de propuestas que validen la ilusoria teoría con la práctica cotidiana; y finalmente, el proyecto más trascendente, la cereza del pastel, sería editar la primera revista a cargo de los estudiantes de nuestra Facultad; un medio que conecte a maestros con discípulos, que le dé una ventana de exposición a los investigadores y que nos dé una visión cosmopolita y práctica del Derecho.


Fue así como nació El Jurista con el formato de las revistas procesales europeas, cuyo formato tipo libro de 200 a 300 páginas con artículos, investigaciones, propuestas, debates académicos y análisis legislativos, interpretaciones jurisprudenciales, desarrollo, comparación y enriquecimiento de la doctrina jurídica, siempre priorizando la variedad, la innovación —como lo evidencia la sección Arte y Derecho— y la confrontación académica necesaria que expande los alcances del derecho, dándole un valor agregado a través de la interpretación.


Aquel formato serio adoptó un logo sobrio e imponente, un rectángulo rojo intenso con letras en blanco al clásico estilo The Economics, la famosa revista británica de economía, que encubría una proyección ideal, probablemente inconsciente, de perfilar una publicación jurídica de clase mundial.


Hace unos días recibí la llamada de Carlos Bernal Gamarra, amigo, colega y coautor de este proyecto editorial que tantas experiencias, esfuerzos y satisfacciones nos dio, y me compartió la intención de relanzar El Jurista del siglo XXI, con las innovaciones y formatos digitales que la tecnología hoy nos permite, mi respuesta inmediata, sin dudar por un segundo fue: Avanti.


Solo puede ser motivo de orgullo y auténtica satisfacción saber que las semillas del pasado pueden seguir dando frutos en el presente.


El tiempo construye ciclos generacionales y convencido como estoy que en el mundo espiritual el tiempo es un espejismo y que somos capaces de ser cocreadores de la realidad, hoy veo que, —una vez más— el sueño se hace realidad, los ideales puestos en acción se materializan, entonces bienvenida esta segunda temporada de El Jurista Nueva Era, ahora como Compendio Jurídico, en estos tiempos de posglobalización que abre un espacio para impulsar el despertar de la consciencia universal, la revalorización del espíritu, el equilibrio, la búsqueda de la verdad, el retorno a los ideales de justicia y paz que inspiraron las raíces de El Jurista de 1991, como también alimentan el retorno de El Jurista Nueva Era.


Que el espíritu de la ley, que descansa en la justicia, como el espíritu de los ideales, que aspiran la paz, prevalezcan y se retroalimenten con las energías propulsoras que buscan el bien común y la hermandad universal.


 

California, julio 17 de 2021



Autor: Gustavo Blanco Ocharan

Abogado y cofundador de El Jurista-Revista Peruana de Derecho (primera época). Correo electrónico: gblancociticars@gmail.com  

El Jurista Nueva Era. Año 1 / vol. 1 / agosto-setiembre 2021


 

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